jueves, 25 de noviembre de 2010

Días como esas tortugas que van al mar (núm. 14)


Días como esas tortugas que van al mar, por Ulber Sánchez Ascencio
1000 ejemplares. Coedición con La Tarántula Dormida, noviembre 2010 
Ilustraciones de Omar Soto 
Prólogo de Jesús Bartolo Bello


Tristura del prólogo

Ulber Sánchez Ascencio es poeta de mar, pero no del trópico dorado que tanto gusta a los pájaros en sus alrededores. Él alcanza a ver que la distancia es gris: y como buen hacedor de imágenes nos describe lo invisible como un horizonte roto en miles de peces muertos. Nos comparte el agua que, dentro de la medusa negra del que piensa, se revuelve para destejer una memoria embrutecida en la capilla de los ebrios. Los versos se entrelazan en una barca, en su trazo triste —arábigo— en la redondez del aire. Son tristuras las palabras, cajas de música para guardar los días, que reproducen el bramido del oleaje idéntico a huecos caracoles. Ulber entra en el mar como en un calendario infinito, indiferente al faro, y deja atrás el puerto, la ciudad fría y artificial de los hombres, a Zaira, igual que deja los recuerdos sumidos en una botella; porque es poeta de mar profundo, de arraigada soledad, que prefiere la hostilidad del tiempo, al cerco de los días; busca el exilio porque en sus versos nos hace saber que los pájaros en sus mesitas de refugio, vuelan, cuando oyen que el mar deja sus colmillos inconados en el puerto.

           Andrés Cisneros de la Cruz